La Resiliencia de Gaza
Desde el inicio de la campaña genocida contra el pueblo palestino en Gaza en octubre de 2023, más de 38.000 personas palestinas han sido asesinadas y más de 85.000 heridas, en su gran mayoría mujeres y niños. Además, cerca de 9.000 personas están desaparecidas, la mayoría de las cuales permanece bajo los escombros sin poder ser rescatada por los equipos de salvamento. Esta brutal agresión ha provocado el desplazamiento de cerca de 1,9 millones de personas, lo que representa el 85% de la población de Gaza. La destrucción generalizada ha dejado en ruinas, total o parcialmente, más del 70% de las viviendas y edificios de servicios esenciales de la Franja. La magnitud de esta crisis humanitaria subraya la urgente necesidad de ayuda para aliviar el sufrimiento y reconstruir lo destruido.
Los bombardeos se han dirigido estratégicamente a destruir hospitales, infraestructuras de servicios esenciales y otras instalaciones necesarias para la vida en Gaza. Así, de los 34 hospitales que existían con anterioridad a octubre de 2023, en la actualidad tan solo cuatro funcionan de manera parcial. Además, la Franja de Gaza lleva meses sin recibir suministros vitales, los recursos disponibles en el interior son muy limitados y no cubren ni una pequeña parte de las necesidades que surgen como consecuencia de esta guerra genocida, sin que se vislumbre un fin al sufrimiento de la población.
Diversos informes de Naciones Unidas destacan la alarmante situación de hambruna, la proliferación de enfermedades, el colapso de los servicios esenciales y la insuficiente capacidad de alojamiento para acoger al abrumador número de personas desplazadas. Mientras tanto, persisten el asedio y los incesantes bombardeos. El ejército de ocupación ha dirigido una parte importante de la fuerza de su maquinaria bélica a desmantelar las instituciones y redes locales de Gaza. Estas entidades, establecidas históricamente a través de esfuerzos e iniciativas locales voluntarias, han constituido el centro de la respuesta a las necesidades vitales de los gazatíes en diversos sectores, formando parte integral de la historia de resiliencia, autoconstrucción y acción colectiva de la población. El esfuerzo calculado de destrucción del ejército ocupante tiene como objetivo erradicar cualquier posibilidad para el resurgir de la sociedad palestina y diezmar sus perspectivas de supervivencia. Esta estrategia tiene su máximo exponente en el denominado “desplazamiento voluntario”, que representa un intento sistemático de socavar los cimientos de la resistencia y la fuerza colectiva de la comunidad palestina.
En este contexto, es primordial apoyar firmemente a las instituciones, comités e iniciativas locales que participan activamente sobre el terreno. Estas entidades desempeñan un papel crucial en la asistencia a la población y son vitales para la respuesta humanitaria en medio del genocidio. Además, estas redes son esenciales para la reconstrucción posbélica y para fortalecer la resiliencia a largo plazo, ya que están profundamente entretejidas en la vida de la población palestina y encarnan su compromiso inquebrantable con la existencia, la supervivencia y la lucha por sus derechos. Desde su origen, estas redes han sido capaces de demostrar una notable capacidad para trazar nuevos caminos que satisfagan las necesidades de la población, establecer enfoques sostenibles y cultivar sólidas redes locales para fomentar la toma independiente de decisiones del pueblo palestino. A pesar de los incesantes ataques sufridos durante años de asedio y de la actual guerra, estas redes persisten en su compromiso de prestar servicios esenciales, a pesar de los ataques sistemáticos y la destrucción de su personal, sedes y recursos. Apoyar a estas iniciativas locales no es sólo una forma de responder a las necesidades humanitarias inmediatas, sino también de contribuir a la fuerza y la autodeterminación del pueblo palestino.